Las primeras muestras de la producción de jamón datan de la época del Imperio Romano aunque parece que los primeros fueron traídos por los fenicios. Las razas de cerdo actuales son una mezcla de los cerdos de por aquel entonces con jabalíes.
El jamón ibérico, procede del cerdo de raza ibérico. La principal característica que lo distingue del “jamón blanco” es la pureza de la raza de los animales que viven en total libertad por las dehesas. Todo ello permite que sus características de texturas, sabor y aroma sean singulares y totalmente diferentes a cualquier otro tipo de jamón producido en el mundo.
Dependiendo de la cantidad de bellota que consume el animal antes de su muerte se puede clasificar en: Jamón Ibérico de Cebo, Jamón Ibérico de Recebo y jamón Ibérico de Bellota. Además el gobierno español creó un sello de calidad que son las denominaciones de origen y que velan por garantizar la máxima calidad de sus productos.